martes, 19 de julio de 2011

Argentina eliminado. El balance futbolístico de la Copa y sus claves.

Finalizada la Copa América para Argentina, llegó el momento de hacer un balance, un punto y aparte, un análisis de lo sucedido en estos cuatro partidos desde el punto de vista netamente futbolístico y revisando las claves de los rivales y los errores propios para tratar de entender porque sumamos un nuevo fracaso a nivel selección.

Para hacerlo mejor, debemos dividir la competencia en los primeros dos partidos y en su par siguiente, ya que táctica y futbolísticamente fueron dos mundos paralelos, aunque suene extraño.

En sus primeros dos partidos, la selección paro un equipo con cuatro defensores, tres volantes centrales y tres delanteros netos. En el partido frente a Bolivia, la clave del empate para el visitante estuvo en el orden defensivo y la marca escalonada. Lo que planteo el equipo de Quinteros (y con éxito) fue, a sabiendas que los volantes argentinos –por características- no iban a generar sorpresa, solo debían contener a los puntas.

Rojo: Argentina: Negro, movimientos
Azul: Bolivia. Blanco, Movimientos


Así es que Messi se vio obligado a bajar demasiado para recibir el balón, con lo cual uno de los centrales salía con el y uno de los volantes centrales se sumaba a encimarlo, mientras que los volantes externos se cerraban para ayudar en la marca. Mientras tanto, los otros dos delanteros quedaban bien contenidos por los laterales y un hombre del fondo que sobraba.

Por el lado ofensivo, la única arma con la que contaba fue su 9 (Moreno) que lejos de quedarse estático como faro de área, bajaba a tres cuartos y lastimaba por el costado que dejaban los laterales argentinos al pasar sin criterio como en todo el certamen. Así fue que con poco Bolivia le empato a Argentina.


 En su segundo partido, ante un rival que claramente presentaba mayor jerarquía, la selección volvió a plantar su mismo sistema y repitió los mismos errores.

La clave en este partido para los de Gomez estuvo en la inteligencia del equipo para saber replegarse y desplegarse con asombroso criterio. Mientras Argentina seguía siendo un equipo previsible, los cafeteros plantaron un mediocampo con Sánchez, Guarin, Aguilar y Ramos, mas un Dayro Moreno que se movió siempre a las espaldas (otra mas y van…) de los laterales, preferentemente por la derecha de la defensa nacional.

Rojo: Argentina. Negro Movimientos
Amarillo: Colombia. Blanco Movimientos.

 Aquí vemos a Colombia Defendiendo. A la hora que el 9 (Messi) retrocede, los dos volantes centrales lo enciman mientras sus laterales se cierran y toman las marcas. Arriba, Falcao bajando a recibir para darles tiempo a sus volantes externos.

A la hora de defender, Sánchez y Aguilar estuvieron siempre encima de Messi, y los volantes externos más Moreno se sumaban a la mitad de cancha a la hora de recuperar la pelota, ahogando a la generación de juego de Argentina. Mientras que los delanteros, al igual que el otro partido por la falta de llegada de los volantes, tenían que jugar la individual casi siempre sin éxito.

Apenas la recuperaba, Colombia salía con gran velocidad por las bandas con un Falcao inteligente para buscar los espacios que generaban estas rupturas defensivas, sumado al buen criterio de sus laterales para pasar solo cuando se tiene realmente controlado el balón. Por ende, con jugadores que entendieron y se sintieron cómodos con el mensaje y el sistema, pudieron superar muy claramente a los de Batista, más allá de la parda en el resultado.



A la hora de atacar, uno de los centrales salia marcando al extremo argentino (según el lado donde ataque) y daba salida a su lateral. Mientras los dos volantes centrales quedaban tomando a Messi y los volantes externos mas Dayro Moreno se suman al ataque para llegar con más gente.

Llegó el tercer –e increíblemente- definitorio partido donde Argentina debía ganar para superar la fase de grupos. Del otro lado, se encontraba un Costa Rica con buenas intenciones pero con demasiadas falencias tanto técnicas como tácticas. Este partido básicamente no resiste análisis salvo el cambio de sistema con un 9 de área definido como Higuain que bajaba a recibir la pelota y tres jugadores atrás para acompañarlo, con dos contenciones y los mismos cuatro atrás.

En este partido se vio un equipo con más llegada y con una defensa más sólida quizás por las debilidades del rival, sin embargo, llamado de atención las reiteradas veces que Costa Rica gano en el área local, cuestión que Batista no supo advertir y seria clave para lo que vendría…

Pasamos a Cuartos. Quizás engañados por el partido anterior, el DT argentino reiteró el sistema y los interpretes. Sin embargo, del otro lado estaba un rival que con inteligencia y concepto de aplicación en un sistema de juego, donde cada uno sabia lo que tenía que hacer.

La formación Uruguaya, a diferencia de los otros partidos, no presentaba un esquema con laterales que compliquen en ofensiva, sino con jugadores con amplio sentido de marca y sobre todo, buena altura y juego aéreo (Lugano, Victorino –luego Scotti- y Cáceres) mientras que el mediocampo se planteaba de igual forma, con tres volantes con mas marca que juego y un Álvaro Pereira encargado del ida y vuelta para sumarse a los delanteros cuando haga falta.


Rojo Argentina
Celeste Uruguay. Blanco. Movimientos

Aquí vemos claramente el parado de Uruguay, con sus lineas bien plantadas y sus delanteros rotando constantamente.

En ofensiva, Suárez y Forlan se convirtieron en intratables para la defensa nacional, moviéndose por los costados y cruzándose en reiteradas oportunidades para generar espacios. El del Atlético, fue importante para bajar a recibir y pivotear, mientras Pereira rompía por los costados con profundidad. En tanto Suárez, bicho, generaba solito los espacios y las faltas en los costados.

La clave del juego charrúa estuvo en ser un equipo compacto, que a sabiendas que en el golpe a golpe hubiese perdido claramente, trato de lastimar en el momento y lugar justo donde Argentina había mostrado falencias: Las espaldas de los laterales y el juego aéreo.

Aquí vemos a Forlán bajando a pivotear y el lanzador, en este caso Pérez o Arévalo Ríos, a la espalda del hueco que genera para la corrida de Pereira. Mientras Suarez se ubica como referencia en el área. Fue situación reiterada todo el encuentro.

Quizás, por cuestiones físicas, hubiese sido prudente buscar un central de mayor altura como Garay que vaya libre a la pelota, y evitar desde el vamos las faltas en los costados, donde Argentina, tal equipo amateur, se canso de repetir sabiendo que perdía. Así vino el gol que abrió el partido y así lo complicaron los 90 minutos.

Este tal vez haya sido el mejor partido de Argentina en ofensiva, con un Messi iluminado, jugadores que se le mostraron como alternativa, y con un 9, referencia obligada desde el primer partido, para pivotear, generar espacios para los que entran de atrás y terminar las jugadas.

Pero los equipos se arman de atrás para adelante y si la base no esta sólida, el equipo lo sufre. Y defensivamente, Argentina lo pagó y, como esta claro ya, en las instancias decisivas, los errores se pagan caro. Así llegamos a los penales tras estar una buena porción del juego con un hombre mas, sin ideas, orden defensivo ni desorden ofensivo, solo basándose en el talento individual de los intépretes como hace rato viene sucediendo. Hoy ningún jugador solo resuelve ningún partido, aunque sigamos creyendo en esta muletilla. Así, seguimos –y seguiremos- mirando las finales por TV.

La pregunta que queda en el aire es ¿Qué será de ahora en más en la selección? ¿Seguir el mismo camino? ¿Apoyar un proyecto que claramente de proyecto no tiene nada? ¿Hacia donde vamos, Argentina?

Llegó el momento de hacer un replanteo total, dejar de poner excusas facileristas ni creerse campeones morales para evitar la autocrítica. El cuentito de hadas se terminó y sin trabajo, inteligencia, coherencia ni un proyecto definido, no vamos a ninguna parte ni vamos a ganar un carajo. Materia prima hay, falta gente capacitada para ponerla al servicio. Mientras tanto, seguimos sumando decepciones.

Alejandro Romero

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