miércoles, 9 de marzo de 2011

Cuento de Ascenso: Dos ojos mirando.


Luquitas se pasaba mañanas, tardes y noches dandola a la pelota en aquellos potreros de La Plata. Antes que nada te quiero advertir que esta no es la historia de Messi o Cristiano Ronaldo. Es mejor.

Porque este pibe a la edad que Lio jugo un Mundial, se pasaba pintando rivales en la Liga Platense.  Nada de la Masía ni Alex Ferguson. Hasta que un ...buen día alguien lo vio. Que increíble, cuantos cracks pasan por la misma situación y terminan siendo únicamente próceres barriales, talentos marginales para los poquitos locos y familiares que se asoman a verlos.

Pero él tuvo esa suerte, de que justo esos dos ojos estén ahí. Se lo llevaron a un bosque que por aquel entonces estaba en llamas, con los árboles talados, los Frutos secos y los Monos volando de acá para allá solo para las fotos. En estas condiciones claro, el lobo no podía aullar.

Pero tal cuento de hadas, un Pedro llego para apagar el incendio y salvar al Bosque… ¡Y de que forma! Aquí nuestro personaje comienza a tomar trascendencia, junto con un Turbo y otro Flaco que pasaba tranquilamente por uno de los árboles de afuera.

Toques y pases precisos, casi quirúrgicos, eran parte del repertorio. Además, gambeteaba, le pegaba los tiros libres y metía goles. Gracias a el y sus muchachos realizaron un campañon, de las mejores de la historia del club, mas allá de que la chica linda se la llevó Boca.

Ese año mas allá de lo colectivo, fue un gran año en lo personal para el talentoso mediocampista. Ya considerado una figura del fútbol nacional, todos los grandes fueron a la caza de Lucas, aunque la moneda extranjera sabemos es mas fuerte y marcho hacia el Viejo Continente.

Pensar que hace años le pintaba la cara a los jugadores del Everton de la Liga!!! Ahora, a bailar a Cannavaro Luquitas!!

Jugó en 1ra y se banco el descenso, hasta que volvió a marchar, gracias a que un Tolo (vivo el) se lo llevó a su plantel de Tigres, donde hoy todavía es la gran figura del equipo.

Mirá donde llegó el pibe gracias a dos ojos que andaban mirando… Mirá donde llegó Lucas Lobos…

Alejandro Romero

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