lunes, 28 de marzo de 2011

El camino del futbolista

El futbolista nace sabiendo que quiere serlo. Existe una naturaleza instintiva de querer tener siempre el contacto con la pelota, de ver, pensar y hasta respirar fútbol.

 Es tomar un referente y querer imitarlo. Ya sea teniendo su remera o intentando moverse como el dentro de la cancha. Pero, para ser gráficos, llegar a ser jugador es como escalar una montaña. Nunca se hace más fácil. Siempre es cuesta arriba, y muchos van perdiendo el aire.

 Supongamos que el pibe tiene condiciones y entra. Pero no es fácil. Porque los pibes son jodidos. Se arman dos grupos: Los amigotes del club y los otros. El cielo y el infierno, podríamos decir. Consejo: te conviene estar entre los primeros.

 Y además, tenés al técnico, que te pone, no te pone, jugás en AFA, en Liga, que vino justo un pibe en tu puesto, que el de abajo pinta bien, que si no ganas y no rendís comes banco. Toda esa presión, a los 11 años…

 Llegaste (si llegaste) a la 9na. Un gran filtro, ya que deja de existir la Liga y se reducen los planteles. También cambie el formato por divisionales. En infantiles, juegan todos contra todos. Boca puede enfrentar a Atlas, por ejemplo. Ya en inferiores, juegan por categorías. Por lo que la vidriera para jugadores de equipos chicos es considerablemente menor.

 Por acá estamos, y vamos avanzando (o no) año a año, con un técnico por temporada por lo que cada fin de año se convierte en un suplicio.

  Atrás también esta el colegio. Que tenés que madrugar, cansado de la tarde de ayer y mentalizandote para lo que viene hoy. También puede interceder esa novia rompebolas que ama que juegues al fútbol pero no se banca la que viene atrás. Porque entre semana entrenas, los fines de semana, jugás, sin olvidar el estudio y tus amigos. Si podes, encontrá una mujer de fierro que te banque en todos, no vayas por una cara bonita.

 Llegaste a 7ma y empezás a imaginar todo lo que vendrá. Que el siguiente año entreno a la mañana. Que veo a la 4ta y son todos el doble de alto y ancho que yo. El cambio en esta etapa es muy grande. Empezás a convertirte en profesional.

 Si, profesional. Dejas de jugar al fútbol para convertirte en futbolista. Este cambio le pesa a muchos. Que tengo que ir al gimnasio. Cuidarte de los excesos. Estar atentos a los cambios que puedan suceder en 1ra. La cabeza en esta etapa, es fundamental.

 Llegás a 5ta creyendo que estas para subir, jugar y triunfar. Que equivocado estas, mas adelante te das cuenta. Lo que si, en esta división muchos ven si el fútbol es realmente para ellos. Algunos siguen, otros tantos, dejan.

 El que sigue pasa a 4ta, donde se juntan tres categorías, y en el caso del ascenso, como no hay reserva, también están los pibes que bajan de primera porque no tienen lugar. Acá te das cuenta de lo chico que eras hace algunos años para subir, pero también el poco tiempo que tenés ahora para hacerlo.

 Porque el tiempo corre. Que firmas contrato, quedas libre, sigo peleando, abandono, muchas alternativas. Si seguís, peleala hasta el final hasta que el fútbol se canse de vos y se digne a darte la oportunidad. Que nadie te pare!!!

 Si abandonas, te quedara la bronca de aquel técnico mala gente que quiso plancharte la carrera y vos lo dejaste atrás. O aquel acomodado que jugaba justo en tu lugar. Pero sabes, si dejas, es porque tenés que sentir que ya no es lo tuyo, pero con la frente alta y la conciencia limpia de haber dejado todo, y que no llegue un día que te arrepientas.

 Después de todo, hay una única cosa de la que jamás, jamás, te podes arrepentir: Ser o haber sido jugador de fútbol.

Alejandro Romero

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