miércoles, 23 de febrero de 2011

Del Ascenso para el Mundo: Jose Ignacio Castillo.



El fútbol de ascenso tiene un sinfín de historias para contar dignas de cualquier película estadounidense. Historias épicas, historias de viajes con la valija llena de sueños, historias.

Son de esas historias de aventureros de lo impensado, un viaje a lo desconocido sabiendo el principio pero no el final. Hoy, vamos a contarles la historia de un gran aventurero, y por sobre todo, un luchador, que terminó consiguiendo (si bien fue de grande) el sueño de más de uno: Llegar, jugar y triunfar en el fútbol europeo. ¿Su nombre? José Ignacio Castillo.

Su camino comenzó bien lejos de los grandes flashes, en el humilde Ferrocarril Sud de Tandil, para luego pasar a Independiente de la misma localidad mientras estudiaba Ciencias Económicas.

Pero llego el 2001. Si bien llego para todos y muchos permanecieron en el país, otros tantos decicieron torcer el rumbo e ir por algo mejor. A muchos les fue bien, a otros miles el cambio les salio mal por desesperados, pero nadie puede juzgar las decisiones ajenas. Así fue como este año Casillo abandono el país para viajar a Italia e incorporarse al Brindisi, de la Serie D.

Se encontraba en el fondo del mar,es cierto, pero con una fuerza de voluntad tremenda. A fuerza de goles (15 en 23 partidos) comenzó a trascender en el fútbol tano logrando el ascenso de su equipo a la Serie C2.

Sin embargo, por culpa de un documento, el famoso pasaporte comunitario, no pudo jugar en la Serie C y retorno a su antigua categoría para defender los colores del Nardo, donde convirtió nada más y nada menos que 17 goles en 34 partidos.

El 2003 lo encontró defendiendo los colores del Lamezia, donde para no perder la costumbre, se canso de meter goles. Su impresionante marca de 24 goles en 32 partidos, para luego convertir 40 en 55 en Gallipolli fueron suficientes para –luego de un préstamo en Frosinone- llegar por fin a la Serie B.

El recién ascendido Pisa andaba buscando goles y vaya si los encontró en Castillo. Este fue el último escalón de este luchador para conseguir finalmente su gran sueño: Llegar a la elite del fútbol italiano.

Otro recién ascendido, pero esta vez al Calcio como el Lecce se hizo de los servicios del punta, aunque una sola temporada le bastaría para demostrar que su talento daba para mas y con 34 años, sin ser una figura de renombre internacional ni valer millones y millones de euros, llego en silencio a la Florentina donde termino participando de la Champions League.

Aunque este paso duro una sola temporada y firmo en el Bari por las siguientes dos temporadas. José Ignacio Castillo es un verdadero ejemplo, de que si se quiere se puede, no importa la edad, no importa el nombre, solo el talento.

Alejandro Romero

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