viernes, 4 de febrero de 2011

Editorial del Mes: El día despues del futbol.


El caso de Matías Almeyda en River fue quizás el ejemplo mas claro de lo difícil que resulta para un jugador dejar de jugar al fútbol.

Fue el quien, tras tres años retirado, le volvió a picar el bichito y se calzo la de Fénix primero, ídem el Beto Acosta y Francisco Maciel. Luego paso a River e historia conocida…

No hace falta aclarar que no volvió por dinero, tiene para vivir varias vidas con lo que gano. ¿Entonces?

El licenciado Santiago Coca, profesor de psicología de la Universidad de Chile, habla del retiro del futbolista, de sus dificultades y golpes emocionales que puede sufrir.  En cuanto a ese ultimo ítem, lo divide en tres etapas.

La primera es el Yo Intimo, que representa la adrenalina que genera el fútbol, los entrenamientos, partidos, ese sentimiento hermoso que acompaña al jugador desde el inicio de su carrera y no es fácil de un día para otro.

El otro se refiere al Yo Publico. Al popular, a la fama, al estar acostumbrado a estar en todos lados y de golpe caer en el olvido.

Y por ultimo el Yo Social. El compartir cosas con los compañeros, de todos los días, que tienen los mismos objetivos y casi mismas afinidades que uno.

Cuando el jugador deja debe estar decidido, tener proyectos, aprender a convivir con esta nueva vida, proyectar y transmitir(se) las experiencias y enseñanzas que la escuela del fútbol le dejo. La mayoría de los futbolistas evitan el retiro a toda costa, y llegan al final de sus carreras solo jugando al fútbol.

A todo esto, en una entrevista con La Nación, Facundo Sava declaraba ``El retiro es un duelo que se trabaja en terapia, en mi caso, pero también con la familia y amigos. Siempre cuesta dejar el fútbol, incluso teniendo cosas pensadas no es fácil imaginarse sin jugar al fútbol y sin tener el cariño de la gente".

Al ya citado Almeyda podemos sumarle infinidad de casos. Sebastián Méndez, Edgar Davids, Nelson Vivas y los nuevos reincidentes Daniel Bilos y Diego Klimowicz, entre tantos otros.

La idea seria entonces preparar al jugador para ese retiro. Para el día después, como lo hizo Facundo Sava. Tener una formación, un proyecto a futuro, ligado o no con el fútbol, eso esta en cada uno, pero así poder evitar caer en el depresivo post-fútbol que a tantos les ha costado superar.

Lo mejor entonces,  es prevenir, educar al futbolista para lo que viene, formar una fortaleza mental para que el día después, finalmente, el jugador siga siendo feliz realizando otra actividad, y entendiendo que el tiempo pasa, las actividades pasan, pero lo que queda es la persona.

Alejandro Romero

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